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brunocs.jpg«Los problemas de esa hermana nación son, en lo esencial, provocados por siglos de saqueo colonial y neocolonial, por el subdesarrollo, por la imposición de una de las dictaduras más largas y sangrientas que vivió nuestra región y por la intervención extranjera».

 

Discurso de Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba en la sesión especial del Consejo de Seguridad sobre Haití. Nueva York, 6 de abril del 2011.

Señor Presidente de la República de Colombia y del Consejo de Seguridad, Juan Manuel Santos:

Señor Presidente de la República de Haití, René García Preval:

Hace apenas un año, más de 150 gobiernos y otros actores internacionales nos comprometimos en la sede de esta Organización a prestar una cooperación sustancial para la recuperación y la reconstrucción de Haití tras el desastre provocado por el terremoto del 12 de enero de ese año. En términos declarativos, fue una muestra encomiable de solidaridad.

Los montos comprometidos de 9 mil millones de dólares para la reconstrucción, de los cuales 5 mil se desembolsarían en los primeros dos años, más los valiosos ofrecimientos adicionales en especie, aunque fueran insuficientes, reflejaban una voluntad innegable de cooperar. El principio declarado de canalizar esta ayuda con pleno apego a las prioridades del Gobierno haitiano, de forma que fortaleciera la autoridad del Estado, entrañaba un respeto universal a la soberanía de ese sufrido país y a las prerrogativas de sus autoridades gubernamentales.

Parecía existir una voluntad universal de prestar asistencia a esa nación heroica, la primera en romper el yugo colonial y en abolir la esclavitud en el hemisferio americano.

Desafortunadamente, lo ocurrido desde entonces no ha sido consistente con el espíritu que primó en aquella conferencia del 31 de marzo de 2010. Sin embargo, muchos de los autoproclamados “principales donantes” continúan dedicando exorbitantes recursos a la guerra y a la intervención militar.

Los montos de ayuda financiera y material comprometidos, aunque insuficientes frente a la magnitud del problema, no se han desembolsado. No se ha respetado la voluntad del Gobierno haitiano, ni se ha prestado atención a sus prioridades. La reconstrucción de Haití, con la cual todos nos comprometimos, es una tarea pendiente.

En los meses posteriores al terrible sismo, Haití parecía ser despedazada por los gobiernos de los países más poderosos e industrializados que distribuían sus ayudas, de manera arbitraria y arrogante, mediante sus voraces compañías y algunas de sus más ricas Organizaciones No Gubernamentales.

Hasta hoy, continúa prevaleciendo la canalización de fondos y recursos fuera de los programas y el control del Gobierno haitiano, lo que conduce al despilfarro, la corrupción y la satisfacción de intereses muy marginales o selectivos.

Cuba comparte las preocupaciones expresadas por los Jefes de Gobierno de CARICOM en el Comunicado emitido por su Reunión Inter-sesional del pasado 26 de febrero, cuando se refirieron, con sentido crítico, al Fondo de Recuperación, a la Comisión Interina de Recuperación de Haití, a sus métodos de trabajo, al necesario respeto a las prioridades del gobierno haitiano y al flujo insuficiente de los recursos comprometidos.

Señor Presidente:

Cuba ha concentrado sus esfuerzos en el área que más impacto puede lograr, la salud pública, elemento clave de la sostenibilidad y la estabilidad social de Haití.

En plena coordinación con la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, y bajo las indicaciones y prioridades del gobierno haitiano, hemos trabajado sin descanso en la puesta en marcha de un programa de reconstrucción del sistema nacional de salud, cuya esencia radica en satisfacer las necesidades sanitarias del 75% de la población más necesitada, con un mínimo de gastos.

Desde el 12 de enero de 2010 hasta hoy, han sido atendidos casi 2 millones de pacientes, se han realizado más de 36 mil intervenciones quirúrgicas y casi 8500 partos. Más de 465 mil pacientes han recibido tratamientos de rehabilitación.

Se prestan servicios en 23 hospitales comunitarios de referencia, 30 salas de rehabilitación, 13 centros de salud, 2 posiciones quirúrgicas oftalmológicas y en el Laboratorio de Salud Pública. En los 10 Departamentos del país, se desarrolla un Programa Integral de Higiene y Epidemiología.

El programa de cooperación impulsado por Cuba cuenta hoy con 1 117 colaboradores de la salud, de ellos 923 son cubanos y 194 de varios países graduados en Cuba.

Los recursos aportados solidaria y generosamente por el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, han sido esenciales. Con Brasil, hemos trabajado también estrechamente mediante un Acuerdo Tripartito con Haití.

Cuba ha recibido también el respaldo de varios países para la ejecución de este programa de salud. Namibia, Noruega, Sudáfrica, Australia y España han aportado, junto a grupos de donantes individuales, algo más de 3,5 millones de dólares.

Estamos dispuestos a trabajar con todo país u organización que, de manera estrictamente humanitaria, con respeto y en plena coordinación con el gobierno haitiano, tenga la voluntad de participar en la reconstrucción y desarrollo de su sistema de salud.

Simultáneamente, los médicos cubanos han enfrentado una grave epidemia de cólera. Para ese fin se establecieron 67 unidades, en las que se han atendido más de 73 mil pacientes, la tercera parte de todos los casos de cólera vistos en el país. De ellos, sólo fallecieron 272 personas, para una tasa de letalidad de 0.37 %, inferior en 5 veces a la del resto de las instituciones presentes en Haití. Ello ha requerido abnegación y espíritu de sacrificio para atender a los pacientes, sobretodo en horas nocturnas. En los últimos 77 días consecutivos, nuestro personal de medicina y enfermería no ha tenido fallecidos de cólera.

Una nueva experiencia fue la creación de los Grupos de Pesquisa Activa “Subcomuna Adentro”, que permitió estudiar a casi 1 millón 700 mil personas que viven en comunidades sin acceso a los servicios de salud, y diagnosticar a más de 5 300 casos de cólera en sus propios domicilios.

Traigo estos datos, con toda la modestia de nuestro pueblo, solo para argumentar con ejemplos prácticos, nuestra convicción de que lo que requiere Haití es una ayuda sustancial y desinteresada, estrechamente coordinada con su Gobierno, que contribuya a su desarrollo y a superar las inmensas dificultades y disparidades socioeconómicas que afectan al país e impiden la estabilidad y el progreso de su pueblo.

Señor Presidente:

Haití no precisa de una fuerza de ocupación, no es, ni puede convertirse en un protectorado de las Naciones Unidas.

El papel de Naciones Unidas es apoyar al Gobierno y al pueblo haitianos en la consolidación de su soberanía y autodeterminación. Las fuerzas de la MINUSTAH han estado en ese país para un mandato muy específico de promoción de la estabilidad, que debió y debe respetarse con rigurosidad. La MINUSTAH no tiene prerrogativas políticas para inmiscuirse en asuntos internos que solo competen a los haitianos ni debe hacerlo. No puede aceptarse que sea partícipe de las opciones electorales o que presione a las autoridades soberanas en un sentido u otro. Tampoco tiene ninguna autoridad para hablar a nombre de Haití.

Cuba tiene el firme convencimiento de que la situación humanitaria de Haití no es un tema que competa al Consejo de Seguridad sino a la Asamblea General de quien usurpa frecuentemente sus facultades. No es esta una cuestión que amenace la paz y la seguridad internacionales, ni que se resuelva con fuerzas militares concebidas para operaciones de mantenimiento de la paz. Son conocidas también las serias consecuencias de las omisiones, los excesos, los dobles raseros y los procedimientos antidemocráticos que padece este Consejo.

Los problemas de esa hermana nación son, en lo esencial, provocados por siglos de saqueo colonial y neocolonial, por el subdesarrollo, por la imposición de una de las dictaduras más largas y sangrientas que vivió nuestra región y por la intervención extranjera.

El derecho inalienable del pueblo haitiano a la independencia y la autodeterminación debiera ser, al fin, respetado.

Haití necesita recursos para la reconstrucción y recursos para el desarrollo. Requiere compromiso humanitario y no injerencia ni manipulación política. Hace falta un mínimo de generosidad en vez de tanto egoísmo.

Muchas gracias

http://america.cubaminrex.cu/DiscursosIntervenciones/Articulos/Bruno/2011/2011-04-06.html

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Una nueva desgracia para Haití
Por Manuel E. Yepe

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El sorpresivo viaje a Haití de Jean Claude «Baby Doc» Duvalier, tras 25 años de exilio, fue una noticia agravante de las tensiones generadas por el terremoto que dejó millares de fallecidos y cientos de miles de damnificados; la epidemia de cólera igualmente cruenta,  y otras calamidades naturales y políticas adicionales que se colmaron con este inesperado retorno del sanguinario ex dictador, en tiempos de tenso desenlace de las elecciones presidenciales.

Las huellas de la dinastía Duvalier en la empobrecida nación haitiana son muy hondas y tristes.

François Duvalier (Puerto Príncipe 1907-1971), quien se hacía llamar Papa Doc, contando con el apoyo del ejército, ganó las elecciones presidenciales de 1957, que le dieron un mandato de 6 años. Su campaña electoral fue de corte populista, manejando una estrategia pro negritud que llamaba a la mayoría negra a oponerse a la élite mulata que estaba en el poder. Renovó la tradición del vudú y la usó luego para afirmar su poder identificándose como hougan (sacerdote), imitando la imagen del Barón Samedi (dios de la muerte y los cementerios en el panteón Vudú).

Tras sobrevivir  un atentado contra su vida en 1958, depuró el ejército  y su gobierno se hizo brutal y represivo. En 1959, inspirado por los camisas negras del fascismo italiano creó una milicia VSN (Voluntarios de la Seguridad Nacional) que pasó a ser conocida como los Tonton Macoute: una temida fuerza que no recibía remuneración sino que imponía sus propios medios de financiamiento a través del crimen y la extorsión.

En 1964, Francois Duvalier se tituló presidente vitalicio, cargo que ejerció despóticamente hasta su muerte en 1971.

Fue su sucesor Jean-Claude «Baby Doc» Duvalier, designado para el cargo por su padre a la edad de 19 años (nacido en 1951). Fue el más joven Jefe de Estado en la historia republicana de América.

Se dice que, inicialmente, Jean-Claude Duvalier se había resistido a la designación prefiriendo que su hermana mayor, Marie Denise, ocupara el cargo y luego se contentó con que la madre se atendiera los asuntos políticos y admnistrativos de la presidencia asistida por Luckner Cambronne, ministro del interior de su padre, para poder llevar él una vida de disipada, mas propia de su edad, intereses y formación. Esto facilitó la influencia de los “dinosaurios”, o viejos duvalieristas, y su control sobre aspectos del gobierno.

Pero en la medida que Jean-Claude fue interesándose, utilizó los poderes casi absolutos que le daba una constitución diseñada por su padre para hacer algunas reformas como la liberación de algunos presos políticos y el aflojamiento de la fuerte censura de prensa que existía, según le aconsejaba la embajada de EEUU.

La administración estadounidense de Richard Nixon se hizo cada vez más tolerante y amistosa para con la política de “respeto” a los derechos humanos bajo “Baby Doc”, pese a que objetivamente ésta no había cambiado un ápice respecto a la de su padre.

La corrupción en el gobierno crecía tanto como la pobreza y la indigencia en el pueblo. La ceremonia nupcial que unió a Jean-Claude Duvalier con su nueva esposa, Michèle Bennett Pasquet, una mulata divorciada con  mala reputación, costó tres millones de dólares y esto, unido a la trascendencia de una serie de negocios fraudulentos de familiares de la nueva primera dama, enajenó grandemente al dictador, especialmente con las mayorías negras del país y con los viejos duvalieristas de línea dura.

La llamada cleptocracia de los Duvalier, padre e hijo, terminó en 1986. Fueron 29 años de dictadura que hicieron que el pueblo haitiano mereciera un respiro democrático que aún no ha tenido.

Jean-Claude Duvalier y su familia se establecieron en Francia para vivir lujosamente.  Fueron objeto de denuncias y demandas que lograron solventar aunque las autoridades de ese país no les hubieran concedido formalmente el asilo político deseado.

Según se asegura, una buena parte de su enorme fortuna la ha perdido al divorciarse en 1993 de Michèle. En 2006,  para promover aspectos positivos de la tiranía de su padre y algún apoyo político en Haití y en el exilio, creó la Fundación Francois Duvalier.

En 2004, al producirse el derrocamiento de Aristide, Duvalier anunció su intención de regresar a Haití y postularse para la presidencia en las elecciones de 2006 por el Partido de la Unidad Nacional, pero nada de esto ocurrió.

En septiembre de 2007, fue radiado en Haití un discurso de Duvalier en lengua francesa (no en creole) anunciando que el exilio lo había arruinado, pero la creciente fortuna del Partido de la Unidad Nacional lo había “revigorizado”. No habló de planes de regresar.

En febrero de 2010, una corte suiza liberó a su favor más de cuatro millones de dólares de una cuenta que le había sido retenida.

El anuncio del eventual regreso a la vida pública de uno de los más emblemáticos representantes de las dictaduras promovidas por Estados Unidos al Sur de sus fronteras en un pasado demasiado reciente, es motivo de grave preocupación en un continente donde aún  consternan el evento golpista de Honduras y los fracasados intentos en Venezuela, Ecuador y Bolivia.

Enviado por su autor

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Duvalier: ¿del lobo, un pelo?
Por Guillermo Alvarado

El ex dictador haitiano JeanClaude, “baby doc”, Duvalier, quien el domingo regresó sorpresivamente a su país, fue detenido por la policía, interrogado, instruido de cargos por robo, corrupción y apropiación indebida de fondos y luego dejado en libertad provisional mientras un juez decide si se le abre proceso o no.

Se desconocen exactamente las razones sobre el retorno del tirano, quien a su arribo a Puerto Príncipe se limitó a declarar que había vuelto “para ayudar”, sin especificar a quién, ni en qué.

Lo que está claro es que su presencia en la nación caribeña para
nada contribuye a esclarecer la crisis política que se vive tras una primera vuelta electoral aún sin resultados y la amenaza de un vacío de poder, toda vez que el actual presidente, René Preval, finaliza su mandato el próximo 7 de febrero y no hay sucesor.

¿Será que las largas orejas de Duvalier alcanzaron a escuchar a Ileana Ross-Lehtinen, quien en inoportunas y desdichadas declaraciones reclamó en su visita a Puerto Príncipe “un liderazgo que no está aquí”, según dijo, descalificando así tanto a Preval como a los candidatos que disputan la primera magistratura nacional?

En todo caso, parece que alguien tras bambalinas le empujó a hacer de pescador en el río revuelto causado por el desastre telúrico, la crisis sanitaria y el caos político en una nación donde todos quieren intervenir, pero casi nadie desea ayudar.

De cualquier forma fue reconfortante saber que se recordó que existe la justicia y se le llevó ante la fiscalía, aunque fuese por el menor de sus delitos, el robo y la corrupción.

Y es que, más que un ladrón, estamos en presencia de un temible violador de los derechos humanos. Durante su régimen, de 1971 a 1986, se cometieron masivos y sistemáticos crímenes contra miembros de la oposición, sus propios partidarios, y hasta ministros suyos, sospechosos de “traición”.

Hubo torturas, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzosas y otras formas de delitos de lesa humanidad, los cuales, como se sabe, no prescriben y son de persecución internacional, por lo tanto si alguien presenta una denuncia formal en su contra, debe ser juzgado sin ninguna excusa.

Más aún, dado el caso de que nadie lo demande, para eso existe la fiscalía que, ante la notoriedad y carácter público de los crímenes cometidos durante la dictadura de Duvalier, tiene la obligación, de oficio, de abrir una investigación.

Infortunadamente todo esto está ocurriendo en un momento trágico para el hermano pueblo haitiano y causa una desviación de la atención mundial de las máximas prioridades, como lo son la reconstrucción, la entrega de la ayuda comprometida para redimir a casi un millón de personas que están en el desamparo y una acción decidida para poner bajo control la epidemia de cólera.

Eso, sin contar con la necesidad de hallar una solución mesurada, legal y soberana a la crisis política, convocar a la segunda ronda electoral y proceder al relevo de mandatos de forma ordenada.

Como se ve, son problemas colosales en la nación más pobre del continente, que para nada necesitaba complicar su vida con la llegada del ex dictador, cuyas intenciones de viajar eran conocidas por muchos que nada hicieron para impedirla y quizás hubo más de alguno que lo alentó.

No obstante, ya está allí y es saludable que se aproveche para llevarlo ante la justicia. Un debido castigo contribuirá a sanar las heridas de esa sociedad, donde hay generaciones que ignoran las causas de sus desgracias y les vendría bien conocer a uno de sus responsables al cual, si no pudiera ser encerrado más que por sus robos, algo será por lo menos tener, del lobo, un pelo.
Fuente Radio Habana Cuba

 

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Alertar el “sospechómetro”.
Por Orlando Cruz Capote

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Hay una situación muy extraña y delicada en Haití, y ningún revolucionario debe bajar la guardia con respecto a las oscuras pretensiones imperialistas que pueden poner en juego contra la estabilidad y existencia de ese país y su sufrido pueblo. Y más allá de sus fronteras, contra la América nuestra.

Hace una semana, o quizás algunos días solamente, están sucediéndose en la hermana República de Haití, procesos y hechos que nos conducen a sospechar que el imperialismo estadounidense, la derecha interna y sus acólitos en el hemisferio están tramando un desenlace muy negativo aprovechando, oportunistamente, la extrema situación en que sobrevive la población de esa nación.

Utilizo la palabra sospechómetro, la cual es un aporte lingüístico de una camarada guatemalteca que recién estuvo en La Habana, en el IX Evento de Paradigmas Emancipatorios, y que lo expresó como una forma de mirarnos autocráticamente los revolucionarios para saber si estamos actuando adecuada y correctamente, o estamos de manera inconsciente reproduciendo o re funcionalizando las formas de dominación del capitalismo que tratamos de superar.

Pero el sospechómetro también sirve de instrumento para valorar con mucha sensibilidad y percepción -de lupa- los últimos acontecimientos en Haití, y las maniobras imperialistas que allí se desarrollan.

Solo enunciaré tales hechos y quizás sin el orden cronológico en que sucedieron y continúan sucediendo.

Las elecciones efectuadas y declaradas fraudulentas en Haití, por parte de los observadores internacionales allí ubicados. Los desórdenes internos ante los resultados emitidos que cuestionan los conteos sufragados de los tres primeros candidatos, que tienen una incidencia decisiva en una segunda vuelta electoral.

Ante los agudos enfrentamientos callejeros, entre los partidarios de una tendencia política y las otras, se une el despliegue en las calles de los militares de la fuerzas de MINUSTAH y de los grupos represivos internos que parecen haberse ido reorganizando.

La creación de una Comisión de la OEA, para elaborar un informe sobre el saldo de esas votaciones y posibles propuestas de solución, la cual ya anuncia la invalidación del segundo candidato -el del oficialismo, o sea el del gobierno- y pasa al tercero, un cantante, como posible pretendiente para la segunda vuelta.

A este hecho se une, que este organismo despachó -despidió-, a finales de diciembre del año pasado, a su representante en la nación caribeña, el brasileño Ricardo Seitenfus, quien se atrevió a dar opiniones que no coincidían con las de sus superiores de Washington, con respecto a las verdaderas causas del problema haitiano, la presencia excesivamente militar de las Naciones Unidas en esa nación y la escasa ayuda realmente necesaria, mal distribuida además, que estaba realizándose entre los millones de afectados, entre otras declaraciones emitidas por un hombre que trató de dar su punto vista muy objetivo.

La visita relámpago -perturbadora la denominó el Comandante en Jefe Fidel Castro en su Reflexión del 11 de enero- de la congresista norteamericana Ileana Ros-Lehtinen, presidenta del Comité de Política Exterior de la Cámara de Representantes. Esta señora es archiconocida regional e internacionalmente por sus posiciones de ultraderecha, por ser anticubana y anticomunista frenética, socia y apañadora abierta de los terroristas cubano-americanos que residen en Miami, anti-venezolana furibunda y que mantiene sus (no) principios contra todos los procesos de cambios populares y progresistas en América Latina, y que fuera intitulada como la “loba feroz”, por su actitud antihumana ante el secuestro del niño cubano Elián González entre los años 1999 y el 2000.

El comienzo del retiro o el abandono de algunas ONGs internacionales (perdón, transnacionales), de un país que continua devastado por el terremoto de principios del 2010, que dejó más de 250 mil víctimas y un número mayor de heridos y discapacitados, mucho más de un millón de damnificados porque sus viviendas e infraestructura de existencia fue casi completamente destruida; afectados también por las consecuencias de las lluvias acaecidas luego del ciclón Thomas; y el desarrollo inducido (inconscientemente!!!) por tropas de las Naciones Unidas (soldados nepalíes) de la epidemia del cólera que ya ha cobrado cerca de 4 mil muertes. Cuya extensión y control es completamente incierto en este momento y que puede afectar a toda el área del Caribe, América Latina y los propios Estados Unidos.

La retirada de tales efectivos de las ONGs se pretexta con el argumento, cierto pero inoportuno, de que el financiamiento prometido y adecuado para sus actividades no había llegado a suelo haitiano y, por lo tanto, no es posible el mantenimiento de sus actividades. Aunque lo mejor hubiera sido el exigir que el mundo rico desarrollado -de donde provienen la mayoría de esas ONGs- cumpliera con sus promesas de ayuda y cooperación, más aun si uno de los coordinadores principales es el ex – presidente de EE. UU. William Clinton, miembro de la nación más poderosa de la Tierra y una de las que más debe aportar en el empeño reconstructivo.

El arribo sorprendente e inesperado, pero muy nefasto, del ex-dictador haitiano Baby Doc Duvalier, hasta ahora escondido en Los Alpes franceses, al cual nunca los bancos suizos reconocieron o hicieron públicas sus finanzas que, según se conoce se robó más de 100 millones de dólares del erario público de ese país, y que bajo su tiranía se cometieron crímenes de lesa humanidad contra su propio pueblo, un verdadero genocidio amparado por bandas paramilitares, el ejército y la policía.

Y la llegada casi al unísono del presidente de la OEA, el señor Insulza, con el susodicho informe de fraudes y corrupciones en el plebiscito y las probables fórmulas de solucionar ante esa crisis política.

Presencia del insulso Insulza, que en los últimos tiempos no ha dejado de atacar directamente a Nicaragua, en su conflicto fronterizo ¿casual? con Costa Rica y la Venezuela Bolivariana de forma injerencista. Y que su imagen fue ocultada por la de Baby Doc, quien sustrajo la atención de las cámaras de televisión, la prensa y otros mediáticos, y que ya fue llevado a la justicia, y nadie sabe a ciencia cierta si será enjuiciado real y justamente

Si no alertamos el sospechómetro todos los revolucionarios en estos momentos históricos estaremos dando la espalda a un posible escenario de guerra, invasión y ocupación militar, hasta posible anexión o reposicionamiento político militar estadounidense, con una nueva recolonización o neo-protectorado de los EE.UU.

Estaríamos ignorando una gran conspiración, que se desarrolla ante nuestros ojos y oídos, contra Haití y Nicaragua. Podríamos acotar que hace muy poco el Canciller de Costa Rica advertía que se necesitaba revisar el pacifismo y la neutralidad de ese país -sin ejército-, pero que ya tiene una enorme base naval, aérea y terrestre de aprovisionamiento y patrullaje de la IV Flota de los EE.UU. en su territorio, con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico.

Entonces, ante los abrumadores hechos, se puede detectar un posible y real ataque contra el proceso integracionista latinoamericano-caribeño, el ALBA y los procesos de cambio en América Latina-Caribe, sus movimientos populares y demás fuerzas de izquierda. Finalmente, recordar que allí en Haití, hay una presencia de alrededor de 1 500 galenos, miembros de una Brigada Médica Cubana, compuesta además por doctores y estudiantes de los últimos años de la carrera de la Escuela Latinoamericana de Medicina, cuya sede principal está en La Habana, cuya vida y trabajo humanitario peligraría ante una desestabilización inducida por los graves hechos escuetamente narrados e interpretados.

¿Qué se está tramando por los círculos más reaccionarios del imperialismo y sus aliados? Los hechos que hemos descrito nos hacen recelar que nada bueno para nuestros pueblos. ¡Alertemos el sospechómetro!

*Dr. Orlando Cruz Capote, Investigador Auxiliar, Instituto de Filosofía, Cuba

 

Enviado por su autor

Véase, sobre este mismo tema:

La lucha heroica del pueblo haitiano / Eligio Damas

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Quito.- Con la presencia de seis presidentes, un vicepresidente, varios cancilleres y representantes de gobiernos sesiona hoy aquí la Cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), para aprobar una estrategia regional de apoyo a Haití.

El Palacio Presidencial de Carondelet acoge este martes a dignatarios de los 12 países del bloque regional, para debatir con el presidente haitiano, René Préval, las necesidades concretas de esa nación caribeña, cuya capital y otras ciudades aledañas fueron devastadas por un terremoto el 12 de enero.

El embajador Emilio Izquierdo, Coordinador de la UNASUR, precisó el objetivo de diseñar una estrategia, a mediano y largo plazo, para la reconstrucción de Haití, no sólo en el aspecto físico, sino institucional y productivo, fundamentalmente, la generación de empleo.

La cancillería ecuatoriana confirmó la asistencia de los presidentes, Hugo Chávez de Venezuela; Álvaro Uribe, de Colombia; Alan García, de Perú; Fernando Lugo, de Paraguay; René Préval, de Haití, Rafael Correa (país anfitrión), y el vicepresidente de Bolivia, Álvaro García.

También han confirmado su presencia los cancilleres de Argentina, Surinam, República Dominicana; el asesor en Asuntos Internacionales del presidente brasileño, y representantes de alto nivel de Guyana, Chile, Uruguay.

Participarán igualmente de la cumbre, el secretario General de la Organización de Estados americanos (OEA), José Miguel Insulza, y el delegado del Banco Interamericano de Desarrollo, Ciro de Falco.

A su arribo a la capital ecuatoriana, el jefe de Estado paraguayo, Fernando Lugo, indicó la víspera que su país trae como propuesta la creación de una brigada permanente de solidaridad suramericana, para ofrecer su ayuda a cualquier nación de la región que sufra alguna catástrofe.

El mandatario consideró, además, que la seguridad de la isla caribeña debe estar en manos de los propios haitianos, con lo que expresó su rechazo implícito a la masiva presencia militar estadounidense en esa isla caribeña.

Para el canciller argentino, Jorge Taiana, la cita extraordinaria de la UNASUR convocada por Correa es muy importante, pues lo sucedido en Haití es una tragedia, quizá la más grande que haya ocurrido en América Latina.

(Prensa Latina)

http://www.radiorebelde.cu/noticia/unasur-aprobara-estrategia-apoyo-haiti/

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¿Existe Haití?

Por Frei Betto

rcbaez_haiti.JPGInteresados en exhibir en Europa una colección de animales exóticos, a comienzos del siglo 19, dos franceses, los hermanos Eduardo y Julio Verreaux, viajaron a África del Sur. Aún no se había inventado la fotografía, y la única manera de saciar la curiosidad del público era, además del dibujo y la pintura, la taxidermia, disecar animales muertos, o llevarlos vivos a los zoológicos.

En el museo de la familia Verreaux los visitantes veían jirafas, elefantes, macacos y rinocerontes. Pero en ella no podía faltar un negro. Ambos hermanos aplicaron la taxidermia al cadáver de uno y lo expusieron, de pie, en un escaparate de París; tenía una lanza en una de sus manos y un escudo en la otra.

Al fracasar el museo los Verreaux vendieron la colección. Francesc Darder , veterinario catalán, primer director del zoológico de Barcelona, compró parte de la colección, incluido el africano. En 1916 abrió su propio museo en Banyoles, España.

En 1991 el médico haitiano Alphonse Arcelin visitó el Museo Darder. El negro reconoció al negro. Por primera vez aquel muerto mereció compasión. Indignado, Arcelin lo publicó a los cuatro vientos, en vísperas de los Juegos Olímpicos de Barcelona. E intentó que los países africanos sabotearan los Juegos. Incluso intervino el mismo Comité Olímpico a fin de que el cadáver fuera retirado del museo.

Terminadas las Olimpiadas, la población de Banyoles volvió sobre el tema. Muchos insistían en que la ciudad no debería desprenderse de una tradicional pieza de su patrimonio cultural. Pero Arcelin movilizó a gobiernos de países africanos, a la Organización para la Unidad Africana, y hasta Kofi Annam, por entonces secretario general de la ONU. Viéndose en situación delicada, el gobierno de Aznar decidió devolver el muerto a su tierra de origen. El negro fue descatalogado como pieza de museo y finalmente reconocido en su condición humana. Mereció un digno entierro en Botswana.

En mis tiempos en la revista “Realidade”, por los años 1960, escandalizó al Brasil un reportaje que en portada decía: “Existe el Piauí”. Fue una forma de llamar la atención de los brasileños hacia el estado más pobre del Brasil, ignorado por el poder y la opinión públicos.

El terremoto que arruinó Haití nos induce a preguntar: ¿Existe Haití? Hoy sí. Pero ¿y antes de ser asolado por el terremoto? ¿A quién le importaba la miseria de ese país? ¿Quién se preguntaba por qué el Brasil había enviado allá tropas a pedido de la ONU? Y ahora ¿será que la catástrofe -la más terrible que he presenciado a lo largo de mi vida- es mera culpa de los desajustes de la naturaleza? ¿o de Dios, que se mantiene silencioso ante el drama de miles de muertos, heridos y desamparados?

Colonizado por españoles y franceses, Haití conquistó su independencia en 1804, lo que le costó un duro castigo: los esclavistas europeos y estadounidenses lo mantuvieron sometido a un bloqueo comercial durante 60 años.

En la segunda mitad del siglo 19 e inicios del 20 Haití tuvo 20 gobernantes, 16 de los cuales fueron depuestos o asesinados. De 1915 a 1934 los Estados Unidos ocuparon Haití. En 1957 el médico François Duvalier, conocido como Papá Doc, se eligió presidente, instaló una cruel dictadura apoyada por los tonton macoutes (una guardia personal) y por los Estados Unidos. A partir de 1964 se convirtió en presidente vitalicio… Al morir en 1971 le sucedió su hijo Jean-Claude Duvalier, o Baby Doc, que gobernó hasta 1986, cuando se refugió en Francia.

Haití fue invadido por Francia en 1869, por España en 1871, por Inglaterra en 1877, por los Estados Unidos en 1914 y en 1915, permaneciendo hasta 1934, por los Estados Unidos de nuevo en 1969.

Las primeras elecciones democráticas tuvieron lugar en 1990; fue elegido el sacerdote Jean-Bertrand Aristide, cuyo gobierno fue decepcionante. Depuesto en 1991 por los militares, se refugió en los Estados Unidos. Regresó al poder en 1994, y en el 2004, acusado de corrupción y connivencia con Washington, se exilió en Sudáfrica. Aunque presidido hoy por René Preval, Haití está mantenido bajo tutela de la ONU y ahora, de hecho, ocupado por tropas usamericanas.

Para el Occidente ‘civilizado y cristiano’ Haití siempre ha sido un negro inerte en el escaparate, abandonado en su propia miseria. Por eso, los medios de comunicación de los blancos exhiben por primera vez los cuerpos destrozados por el terremoto. Nadie vio, ni por televisión ni en fotos, algo semejante en Nueva Orleans cuando fue destruida por el huracán o en el Iraq asolado por las bombas. Ni siquiera después del paso del tsunami en Indonesia.

Ahora Haití pesa sobre nuestra conciencia, hiere nuestra sensibilidad, nos arranca lágrimas de compasión, desafía nuestra impotencia. Porque sabemos que se arruinó, no sólo por causa del terremoto, sino sobre todo por la indiferencia de nuestra insolidaridad.

Otros países sufren movimientos sísmicos y no por eso son tantos los destrozos y las víctimas. A Haití hemos enviado ‘misiones de paz’, tropas de intervención, ayudas humanitarias; pero nunca proyectos de desarrollo sustentable.

Terminadas las ayudas de emergencia, ¿quién habrá de reconocer a Haití como nación soberana, independiente, con derecho a su autodeterminación? ¿Quién seguirá el ejemplo de la Dra. Zilda Arns, de enseñar al pueblo a ser sujeto multiplicador y emancipador de su propia historia?

(Traducción de J.L.Burguet)

– Frei Betto es escritor, autor de “Diario de Fernando. En las cárceles de la dictadura militar brasileña”, entre otros libros.
 
Tomado de http://alainet.org/active/35855

Comp. fotogr. RCBaez_Haití

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Un gran comienzo

Por Oscar Taffetani*

rcbaez_toussaint-louverture.JPGNinguna película sobre el cambio climático y las catástrofes posibles (en este mundo regido por la destructiva lógica del capital), podrá reconstruir o ayudarnos a imaginar lo que fue el horror de la larga noche del 12 de enero de 2010 en Port-au-Prince, la capital de Haití.

Oscuridad, polvo y humo suspendidos, mientras se escucha el llanto de los bebés que viven y el desgarrador silencio de los que están muertos. No electricidad. No teléfono. No automóviles. No calles. No agua. No alimentos. Sólo muros y techos derruidos. Sólo escombros. Y bajo los escombros, más seres queridos que partieron sin decir adiós.

Que los brazos del mundo lleguen muy pronto hasta allí. Que el clamor del pueblo haitiano sea escuchado hasta en el más recóndito paraje del Universo. Que puedan rescatar a los vivos y curar sus heridas. Que puedan enterrar a sus muertos. Y que puedan comenzar, por fin, otra historia.
Paradoja bicentenaria

El malogrado líder de la Independencia haitiana fue bautizado François Dominique por su madre, aunque también lo conocieron como Breda (por las barracas en las que trabajaba) o simplemente como “el hijo de Gau-Guinú” (tal el nombre de su padre, un cacique dahomeyano esclavizado por los franceses). Sin embargo, su definitivo nombre le fue puesto cuando bajó de las montañas, en 1792, para gritarle a la Francia revolucionaria, en nombre de los negros de Haití, que había que terminar con la esclavitud, que todos los hombres son y deben ser, para siempre, iguales. El pueblo lo llamó entonces Toussaint (Todos los Santos) L’Ouverture (el Comienzo).

Y eso fue Toussaint L’Ouverture. El líder de un Deseo. El líder de un Comienzo.

A semejanza del Plata, donde la emancipación fue instigada por los competidores de España, aquel grito negro de Haití fue apoyado por los colonos ingleses y españoles, que no eran menos esclavistas que los colonos franceses.

Cuando se dio cuenta, Touissaint intentó reestablecer las relaciones con la metrópoli francesa, en pie de igualdad. Pero ya era tarde: Napoleón Bonaparte había despachado a su cuñado Leclerc, al mando de una fuerza de 25 mil hombres, para terminar con el “Napoleón negro” haitiano.

Para evitar un baño de sangre, Toussaint L’Ouverture se entregó y fue llevado prisionero a Francia (cruzó el mar del mismo modo que su padre: entre cadenas). Murió confinado en el castillo de Joux, el 27 de abril de 1803, sin enterarse de que su antiguo ayudante Dessalines, ese mismo año, derrotaría a los franceses en Vertierres y que al año siguiente, por fin, la patria proclamaría su Independencia.

Haití fue el primer país que abolió la esclavitud, en el mundo. Que nadie nos diga que aquél no fue, verdaderamente, un gran Comienzo.
La saga del neocolonialismo
El siglo XIX, con la burguesía industrial y comercial lanzada a la conquista del globo, no estaba muy preparado para tolerar una república obrera (pensemos en la Comuna de París), ni tampoco una república de esclavos emancipados. Por eso Haití, aunque había copiado los modelos constitucionales de Europa y los Estados Unidos, nunca logró salir del atraso y de las nuevas formas de la esclavitud.

Entre 1918 y 1933, el país sufrió una ocupación militar ordenada por Washington “para garantizar el pago de la deuda externa” (sic). Décadas más tarde, una dictadura nativa apoyada por los norteamericanos (la de Papá Doc Duvalier) sometió y sumió en la miseria y el atraso a varias generaciones.

En el último cuarto de siglo, acompañando el reverdecer democrático de América latina, Haití comenzó a transitar, con dificultades y contramarchas, el camino hacia una segunda emancipación. Pero el pesado lastre de siglos de colonialismo (tal como ocurre en el Africa subsahariana) lo sigue encadenando a lo peor de su pasado.

¿Será este cataclismo del 12 y 13 de enero, vivido como un auténtico castigo del Cielo por la población de Port-au-Prince, el signo de que ha llegado un nuevo Comienzo? Quién sabe.

El Palacio de Gobierno fue destruido. Y también la Catedral. Y dos grandes hoteles. No sabemos si quedó en pie la estatua, la casi inadvertida estatua de un líder negro llamado Toussaint L’Ouverture.

(*) Agencia de Noticias Pelota de Trapo

Publicado por La Oreja Que Piensa. Argentina. 2010.
Coordinador general: Alberto Borda

Comp. fotograf. a partir de Busto de Toussaint Louverture, de Alberto Lescay en Santiago de Cuba y óleo del prócer

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Por Fernando Báez


ninos-haitianos.jpgRegresando, por supuesto deprimido, de Port-au-Prince en uno de los grupos que hemos ido con apoyo humanitario y cultural. Aunque la seguridad impide realmente una investigación exhaustiva, debido a los tiroteos que ya comienzan, puedo asegurarte que el desastre es total en el area cultural. Va a ser difícil recuperarse del potente seísmo.


Como lo dijo el guía que nos llevaba, Haití perdió ahora lo que no tenía.


Lo que he visto es desolador, un paisaje apocalíptico, ruinas por doquier, la sede de la Biblioteca Nacional de Haití es un modesto edificio que tiene grietas, pero con sus problemas presupuestarios se ha agravado la crisis que tenía. Nadie cree en las ayudas de occidente.





La última vez que estuve en Haití visité la biblioteca en la búsqueda de datos sobre el Palacio de Sans Souci que tanta historia trae a la memoria y cuyas ruinas tantas nostalgias nos dejan. En Saint-Louis de Gonzague, que es una escuela religiosa, reina la confusión porque cayeron varias de las estructuras del complejo y la biblioteca se perdió por completo. Las escuelas se derrumbaron, decenas de bibliotecas particulares quedaron bajo toneladas de escombros y pueden verse libros tirados por las calles, rotos y desarmados. La librería Pléiade, que era la más grande de la ciudad, quedó aplastada, era un centro de presentación de libros, un espacio de discusión ahora perdido para siempre. La magnifica biblioteca en la sede de la ONU se vino abajo.


Han muerto grandes intelectuales haitianos como mi buen amigo Georges Anglade, autor de  «Et si Haîti déclarait la guerra aux USA?» y de textos maravillosos. Supe que había muerto junto a su esposa, que estuvo enferma desde hace mucho tiempo.  No hay homenaje que pueda ser suficiente hacerle a Mamadou Bah, quien realizaba una labor maravillosa para la ONU y murió sin la ayuda que tanta dio en vida.


Lo que sucede: 2.000 niños vagan por las calles llamando a sus padres a gritos, gente que se deja morir por depresión, una hambruna generalizada, baja autoestima, caos político (el gobierno no tiene sede, no hay apoyo popular, no hay recursos, no hay planes), no hay bibliotecas abiertas, no hay estructura cultural, una parte del personal de la biblioteca nacional de Haití está desaparecido al igual que en otros lugares. Hay que apoyar a Francoise Thybulle, quien ha pasado por momento duros para sacar adelante esta extraordinaria biblioteca.


Haití ha sufrido diversos terremotos en su historia. La cifra final parece ser de 150.000 cuerpos, pero faltan los de los edificios que van a ser  recuperados. Hay miles de miles de mutilados y heridos.


Lo que complica esta vez la posibilidad de resurgir es que EEUU, potencia que se comporta como el Dr. Jekyll y Mr Hyde en la historia, ha aprovechado la oportunidad de este sufrimiento humano para lavarse la cara después del desastre de Iraq y Afganistán y en lugar de contribuir con el apoyo de sus activadores sociales y académicos ha decidido convertir este suceso en un show de relaciones públicas. Es una lástima. La sinceridad de los políticos de Washington debería estar en la lista de patrimonios desaparecidos.
  
El patrimonio cultural está dañado terriblemente. En Jacmel se vino abajo el casco histórico que era el modo de vida de sus alarmados habitantes con el turismo… ahora predomina un clima de saqueo, no hay electricidad, no hay agua, y lo peor es que este país que fue saqueado por Francia apenas ha recibido apoyo de los franceses. Y hay miles de cosas que procesar, recordemos que pronto el mundo olvidará a Haití, pero ellos no se olvidarán de nosotros.


Texto de Fernando Báez, ex director de la Biblioteca Nacional de Venezuela y autor, entre otras obras, de “Historia universal de la destrucción de libros” y “La destrucción cultural de Irak” a propósito de su viaje reciente a Haití.

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El otro drama de la tragedia haitiana. Getty Images

  La tragedia que significa el país devastado por el terremoto tiene una dramática arista que amenaza con traer más dolor al seno de la golpeada sociedad haitiana: la deleznable actuación de las bandas internacionales que intentan aprovechar la situación para incrementar la trata de niños

Los pequeños abandonados o convertidos a la fuerza en trabajadores explotados a muy temprana edad no son algo nuevo en la nación caribeña a causa de la pobreza y el subdesarrollo en que la sumieron el colonialismo y el imperialismo.

Las estadísticas de la ONU hablaban desde antes del sismo de unos 15 mil niños  abandonados y más de 200 mil sufriendo la explotación de quienes los usaban como fuerza laboral a edades muy tempranas.

El terremoto hizo que el via crucis de los infantes se multiplicara hasta cantidades difíciles de conocer y el caos en que aún vive Haitì está siendo aprovechado por los traficantes, quienes ya han sacado un número impreciso de menores del país bajo una supuesta adopción y usando todo tipo de acciones ilegales para ello.

Jean Claude Legrand, representante de Unicef, reveló que “registramos 15 casos de niños desaparecidos de los hospitales, cuyas familias perdieron contacto con ellos y que sospechamos fueron secuestrados por traficantes a través de Santo Domingo”. El funcionario denunció “redes vinculadas con el mercado ilegal de adopciones, algunas de las cuales ya existían antes del terremoto”. La entidad insistió en “detener las adopciones aceleradas” y subrayó que “todavía muchos haitianos están buscando a sus hijos”.

El primer objetivo del secuestro es el lucro y entre los lugares donde hay más reclamo de este tipo de “adopciones” se encuentran Estados Unidos y algunas naciones europeas, por lo cual hacia ellos se han vuelto los ojos de la comunidad internacional.

La UNICEF comprobó la falta de protección que existe para los niños que, por razones del desastre,  permanecen sin la compañía de sus familiares deambulando por las calles de Puerto Príncipe porque estos murieron o no han sido localizados por las entidades de ayuda humanitaria

Por ello,  el reclamo ya de carácter internacional es una decidida acción para proteger a los infantes haitianos, controlando los intentos de sacarlos del país y prestándoles ayuda en su tierra natal para que puedan vivir y crecer con todos sus derechos resguardados.

Para ello hay que detener la concesión apresurada de adopciones, utilizar centros de recepción especiales para aquellos que se encuentran solos y tomar medidas para frustrar los planes de los mercaderes de la infancia.

23 de enero de 2010 | 20:45:02

http://www.lavozdelsandinismo.com/internacionales/2010-01-23/el-otro-drama-de-la-tragedia-haitiana/

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Reflexiones del Compañero Fidel: Enviamos médicos y no soldados

reflexiones-de-fidel-26.JPGEn la Reflexión del 14 de enero, dos días después de la catástrofe de Haití que destruyó ese hermano y vecino país, escribí: “Cuba, a pesar de ser un país pobre y bloqueado, desde hace años viene cooperando con el pueblo haitiano. Alrededor de 400 médicos y especialistas de la salud prestan cooperación gratuita al pueblo haitiano. En 127 de las 137 comunas del país laboran todos los días nuestros médicos. Por otro lado, no menos de 400 jóvenes haitianos se han formado como médicos en nuestra Patria. Trabajarán ahora con el refuerzo de médicos nuestros que viajaron ayer para salvar vidas en esta crítica situación. Pueden movilizarse, por lo tanto, sin especial esfuerzo, hasta mil médicos y especialistas de la salud que ya están casi todos allí y dispuestos a cooperar con cualquier otro Estado que  desee salvar vidas haitianas y rehabilitar heridos”.

“La situación es difícil -nos comunicó la jefa de la Brigada Médica Cubana- pero hemos comenzado ya a salvar vidas”.

 Hora tras hora, de día y de noche, en las pocas instalaciones que quedaron en pie, en casas de campaña o en parques y lugares abiertos, por temor de la población a nuevos temblores, los profesionales cubanos de la salud comenzaron a laborar sin descanso.
La situación era más grave que lo imaginado inicialmente. Decenas de miles de heridos clamaban por auxilio en las calles de Puerto Príncipe, y un número incalculable de personas yacían, vivas o muertas, bajo las ruinas de barro o adobe con que habían sido construidas las viviendas de la inmensa mayoría de la población. Edificios, incluso más sólidos, se derrumbaron. Fue necesario además localizar, en medio de los barrios destruidos, a los médicos haitianos graduados de la ELAM, muchos de los cuales fueron afectados directa o indirectamente por la tragedia.

Funcionarios de Naciones Unidas quedaron atrapados en varios de sus albergues y se perdieron decenas de vidas, incluidos varios de los jefes de la MINUSTAH, una fuerza de Naciones Unidas, y se desconocía el destino de cientos de otros miembros de su personal.

El Palacio Presidencial de Haití se derrumbó. Muchas instalaciones públicas, incluso varias de carácter hospitalario, quedaron en ruinas.

La catástrofe conmovió al mundo, que pudo presenciar lo que estaba ocurriendo a través de las imágenes de los principales canales internacionales de televisión. De todas partes, los gobiernos anunciaron el envío de expertos en rescate, alimentos, medicinas, equipos y otros recursos.

De conformidad con la posición pública formulada por Cuba, personal médico de otras nacionalidades, como españoles, mexicanos, colombianos y de otros países, laboró arduamente junto a nuestros médicos en instalaciones que habíamos improvisado. Organizaciones como la OPS y países amigos como Venezuela y de otras naciones suministraron medicamentos y variados recursos. Una ausencia total de protagonismo y chovinismo caracterizó la conducta intachable de los profesionales cubanos y sus dirigentes.

Cuba, al igual que lo ha hecho en situaciones similares, como cuando el Huracán Katrina causó grandes estragos en la ciudad de Nueva Orleáns y puso en peligro la vida de miles de norteamericanos, ofreció el envío de una brigada médica completa para cooperar con el pueblo de Estados Unidos, un país que, como se conoce, posee inmensos recursos, pero lo que se necesitaba en ese instante eran médicos entrenados y equipados para salvar vidas. Por su ubicación geográfica, más de mil médicos de la Brigada “Henry Reeve” estaban organizados y listos con los medicamentos y equipos pertinentes para partir a cualquier hora del día o de la noche hacia esa ciudad norteamericana. Por nuestra mente no pasó siquiera la idea de que el Presidente de esa nación rechazara la oferta y permitiera que un número de norteamericanos que podían salvarse perdieran la vida. El error de ese Gobierno tal vez consistió en su incapacidad para comprender que el pueblo de Cuba no ve en el pueblo norteamericano un enemigo, ni como culpable de las agresiones que ha sufrido nuestra Patria.

Tampoco aquel Gobierno fue capaz de comprender que nuestro país no necesita mendigar favores o perdones de quienes durante medio siglo han tratado inútilmente de ponernos de rodillas.

Nuestro país, igualmente en el caso de Haití, accedió de inmediato a las solicitudes de sobrevuelo en la región oriental de Cuba y a otras facilidades que requerían las autoridades de Estados Unidos para prestar asistencia lo más rápidamente posible a los ciudadanos norteamericanos y haitianos afectados por el terremoto.

Estas normas han caracterizado la conducta ética de nuestro pueblo que, unido a su ecuanimidad y firmeza, han sido los rasgos permanentes de nuestra política exterior. Eso lo conocen bien cuantos han sido adversarios nuestros en la esfera internacional.

Cuba defenderá firmemente el criterio de que la tragedia que ha tenido lugar en Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental, constituye un reto a los países más ricos y poderosos de la comunidad internacional.

Haití es un producto neto del sistema colonial, capitalista imperialista impuesto al mundo. Tanto la esclavitud en Haití como su ulterior pobreza fueron impuestas desde el exterior. El terrible sismo se produce después de la Cumbre de Copenhague, donde fueron pisoteados los derechos más elementales de 192 Estados que forman parte de la Organización de Naciones Unidas.

Tras la tragedia, se ha desatado en Haití una competencia por la adopción precipitada e ilegal de niños y niñas, que obligó a que la UNICEF tomara medidas preventivas contra el desarraigo de muchos niños, que despojaría a familiares allegados de tales derechos.

El número de víctimas mortales sobrepasa ya las cien mil personas. Una elevada cifra de ciudadanos ha perdido brazos o piernas, o ha sufrido fracturas que requieren rehabilitación para el trabajo o el desenvolvimiento de sus vidas.

El 80% del país debe ser reconstruido y crear una economía suficientemente desarrollada para satisfacer las necesidades en la medida de sus capacidades productivas. La reconstrucción de Europa o Japón, a partir de la capacidad productiva y el nivel técnico de la población, era una tarea relativamente sencilla en comparación con el esfuerzo a realizar en Haití. Allí, como en gran parte de África y en otras áreas del Tercer Mundo, es indispensable crear las condiciones para un desarrollo sostenible. En solo 40 años la humanidad tendrá más de  9 mil millones de habitantes, y enfrenta el reto de un cambio climático que los científicos aceptan como una realidad inevitable.

En medio de la tragedia haitiana, sin que nadie sepa cómo y por qué, miles de soldados de las unidades de infantería de marina de Estados Unidos, tropas aerotransportadas de la 82 División y otras fuerzas militares han ocupado el territorio de Haití. Peor aún, ni la Organización de Naciones Unidas, ni el Gobierno de Estados Unidos han ofrecido una explicación a la opinión pública mundial de estos movimientos de fuerzas.

Varios Gobiernos se quejan de que sus medios aéreos no han podido aterrizar y transportar los recursos humanos y técnicos enviados a Haití.

Diversos países anuncian, por su parte, el envío adicional de soldados y equipos militares. Tales hechos, desde mi punto de vista, contribuirían a caotizar y complicar la cooperación internacional, ya de por sí compleja.  Es necesario discutir seriamente el tema y asignar a la Organización de Naciones Unidas el papel rector que le corresponde en este delicado asunto.

Nuestro país cumple una tarea estrictamente humanitaria. En la medida de sus posibilidades contribuirá con los recursos humanos y materiales que estén a su alcance. La voluntad de nuestro pueblo, orgulloso de sus médicos y cooperantes en actividades vitales, es grande y estará a la altura de las circunstancias.

Cualquier cooperación importante que se ofrezca a nuestro país no será rechazada, pero su aceptación estará subordinada por entero a la importancia y trascendencia de la ayuda que se requiera de los recursos humanos de nuestra Patria.

Es justo consignar que, hasta este instante, nuestros modestos medios aéreos y los importantes recursos humanos que Cuba ha puesto a la disposición del pueblo haitiano no han tenido dificultad alguna en llegar a su destino.

¡Enviamos médicos y no soldados!

firma-fidel.jpgFidel Castro Ruz
Enero 23 de 2010
5 y 30 p.m.

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Por Ernesto Wong Maestre*

ain-foto-juvenal-balan_periodico-granma_enviado-especial-hospital-del-seguro-social-i-ofatma-en-puerto-principe-haiti.jpg“Yo quiero que la ley primera de la República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”, anheló siempre José Martí, y así se lo prometió a sus compatriotas que junto a él lucharon por la independencia de la Patria, sojuzgada por el imperio colonial español.

Sesenta años después, Fidel Castro y sus compañeros de la «generación del centenario” cumplieron con ese anhelo, proporcionándole al pueblo las herramientas y condiciones iniciales para que cada cubano y cubana hicieran suyo el anhelo, y realmente cada uno rinda culto, con la praxis diaria, a la dignidad plena del ser humano.

Esas palabras de Martí abren las páginas de la Constitución de la República de Cuba y con ellas llegan a todos los cubanos las sabias ideas y las nobles y firmes conductas del Libertador Simón Bolívar, una decisiva fuente de Martí.

Hoy, los médicos y médicas de Cuba son una porción y una muestra significativas de ese tipo de ser y de esa praxis mediante la cual se rinde diariamente culto a la dignidad humana. Otra gran porción son los maestros, otra los técnicos agrícolas o deportivos, otra los artistas, otra los ingenieros, otra los intelectuales, otra gran porción son los trabajadores industriales y una poderosa porción de ese tipo de ser que es ejemplo en rendir culto a la dignidad plena del hombre son los combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio del Interior, libertadores de pueblos en pleno siglo XX y listos para serlo en el siglo XXI si fuese necesario.

Es en ese anhelo martiano, y también en esa angustia, donde se afirma y se construyó el paradigma cubano de solidaridad, nacional o internacional.

De manera que no sería un error decir que es un paradigma martiano válido como referente pero también como compromiso, no sólo para los cubanos y cubanas, sino para todo aquel que “sienta en su propia mejilla el golpe dado a la mejilla de otro hombre” o de otra mujer, como enseñó otro maestro de pueblos, Ernesto Che Guevara.

Semejante praxis se funda en sólidos valores humanos y en profundos conocimientos de cada esfera y faceta de la vida, así como en cada función a desempeñar ante el ser humano y que este se reconozca como digno, por recibir un tratamiento digno, de una persona digna. ¡Y valga la redundancia!

Los haitianos, después del terremoto del 12 de enero, comprenden más profundamente la solidaridad ofrecida por Cuba iniciada desde hace más de diez años, con el primer gobierno de René Preval y luego con el gobierno de Jean Bertrand Aristide, hasta hoy, de nuevo con el amigo Preval.

Las urgencias actuales no son obstáculo para sentir ese respeto y dignidad que transmiten los y las cubanas en medio del fragor de la tragedia.

Cuba  coopera con Haití desde 1998 aplicando conjuntamente el ya conocido por varias regiones del mundo “Programa Integral de Salud” mediante el cual más de 6 mil noventa colaboradores cubanos (médicos, paramédicos y técnicos de equipos de alta tecnología) han garantizado más de 14 millones de consultas médicas y de 225 mil operaciones quirúrgicas.

En esos diez años ¡cuanta dignidad y cuánto sacrificio por el otro!.

Más de 230 mil vidas fueron rescatadas de la muerte y más de 100 mil bebes vieron la luz en manos de médicos o doctoras cubanas.

¡Qué maravillos historia de dignidad construida por ambos pueblos muy unidos!

¿Será ello parte de la preocupación del gobierno de Barack Obama que con 20 mil soldados pretenderá borrar de la memoria de los haitianos cualquier atractivo o atención por el ejemplo digno del “ser haitiano-martiano” que se ha ido creando a partir de la angustia mutua de Cuba y Haití de dar y recibir más salud a todos por igual?

Un año antes del huracán Katrina, pasó en el 2004 por Haití la tormenta tropical Jeanne, sobre todo por una de sus principales y pobladas ciudades, y fue la primera ocasión en que los haitianos angustiados por los destrozos y las víctimas de Jeanne recibieron en masa la primera ayuda de Cuba, material con 12 toneladas de medicamentos y humana con 64 médicos.

Y con todo ello, la dignidad de la solidaridad martiana. Todos en el mundo saben que Cuba no da lo que le sobra, sino que comparte lo que tiene.

Un año después, en el 2005, la población afroamericana de Nueva Orleáns fue impacta por el huracán Katrina de una forma atroz, y ante esa tragedia, el líder cubano Fidel Castro ofreció las experiencias cubanas al presidente de EEUU, en ese entonces George W. Bush quien dedicado a bombardear Irak y dominar los Balcanes, prestó poca atención a sus compatriotas esparcidos por el sur del país y mucho menos a la solidaridad cubana.

Miles de víctimas y muertos costó al pueblo estadounidense por la desidia y la indignidad de su presidente.

A partir de ahí, Fidel dio instrucciones para crear la Brigada “Henry Reeve” en honor al Brigadier General de origen estadounidense que luchó codo con codo con los independistas cubanos, convirtiéndose en uno de ellos a finales del siglo XIX. De manera que Henry Reeve, después de desaparecido físicamente, continúa rindiendo culto a la dignidad plena del hombre, como todo un buen martiano. Sus integrantes han asistido a víctimas de desastres naturales en Pakistán, Guatemala, Honduras y de otros países.

En Haití, a pocas horas de conocerse la tragedia sufrida al iniciarse el nuevo año, 60 integrantes de la Brigada Henry Reeve arribó a Puerto Príncipe con medicamentos, avituallamiento, alimentos, bolsas de suero y de plasma para reforzar en algunas especialidades a los 400 médicos cubanos y algunos médicos haitianos graduados en Cuba que ya prestaban asistencia médica en Haití, aunque sólo 200 de ellos en Puerto Príncipe.

Muchas familias en Cuba quedaron angustiadas y preocupadas, pero con el ojo siempre avisor y a su lado el fusil para ocupar el lugar de su compañero o compañera ausente si es que los gringos se atreven a invadir.

Es el permanente peligro sobre el cual vive el pueblo cubano y sobre el cual ayuda a más de 60 países en todo el mundo, algo reconocido por la ONU y sus organismos.

Hoy, diversos medios y organismos internacionales ya han reconocido que fue la más importante asistencia médica que recibió el pueblo haitiano en las primeras 72 horas luego del terremoto apoyada por la ágil ayuda en alimentos y materiales donados por Venezuela junto a un contingente de rescatistas venezolanos.

Como ha dicho el presidente Hugo Chávez, es prácticamente la única en estos momentos, la ayuda en médicos cubanos y venezolanos la que actualmente está asistiendo a los haitianos en 5 puntos asistenciales con tres hospitales de campaña (Del Anexo, La Renaissence y Ofatma) y 2 Centros de Diagnósticos Integrales (Grand Grove y Mirebalais) en zonas aledañas a la capital.

Ya para el día 15 convergían sobre la capital otro grupo de entre los 400 médicos cubanos en Haití que crearon el 6to punto de atención denominado Hospital Delmas 33.

En toda esa labor se estima que otros 400 jóvenes médicos haitianos formados en Cuba están enfrascados en las tareas de atención médica llevando la dignidad martiana al pueblo de Petión, Louverture y Dessalines.

Pero Cuba,  ni es prepotente,  ni es egoísta, como sí lo son sus adversarios imperiales, sino modesta y humilde en la victoria o ante los elogios de sus amistades y de sus aliados. Por ello, comparte sus experiencias con Venezuela, Namibia, Noruega, China, República Dominicana, México y Rusia para ayudar al pueblo haitiano mediante proyectos tripartitos o multilaterales.

Hacia EEUU ha mostrado sus quejas por demostrar más su prepotencia y su afán de dominación que su disposición a ayudar al pueblo con buenos modales y no a punta de bayonetas y de mirillas con laser.

No obstante eso, Cuba dio permiso de sobrevuelo por corredores aéreos del país a aviones estadounidenses con carga alimentaria y de socorro dirigida a Haití.

La Organización Panamericana de la Salud ha recibido solicitudes de Cuba en materia de apoyo logístico, material quirúrgico gastable, soporte hospitalario, y otros materiales necesarios para garantizar asistencia médica en Haití. Se espera que la OPS cumpla.

Al celebrarse próximamente el 28 de enero un aniversario más del nacimiento del Apóstol y Héroe Nacional de Cuba, José Martí Pérez, todos los médicos cubanos y haitianos impregnados de la solidaridad martiana podrán decir:

¡Cumplimos Maestro ! ¡Gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo!.

¡Cumplimos Fidel! ¡enhorabuena tu bondad de hacer siempre el bien!

¡Muchas vidas salvamos!

¡Mucha dignidad quedó esparcida por toda la tierra haitiana!

¡Viva Haití!

(*) El autor es editor y analista internacional, miembro de la Directiva de la Asociación de Cubanos Residentes en Venezuela y profesor de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV.

http://www.cubadebate.cu/especiales/2010/01/23/haiti-y-el-paradigma-cubano-de-solidaridad/

Foto AIN: Juvenal BALAN_Periódico Granma_Enviado Especial (Hospital del Seguro Social I Ofatma en Puerto Principe, Haití)

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